Quienes vivimos en Hortaleza, y además nos gusta el rugby, estamos de enhorabuena. Si existe un distrito en la capital de España donde de una forma más intensa se vive este deporte, es al noreste de la ciudad. Desde que en 1969 se abrieran en el distrito las puertas del Liceo francés, la llegada de este entonces novedoso deporte a Madrid no ha dejado de crecer. Hoy, tanto el equipo del colegio galo como el XV Hortaleza Rugby, resultan dos de los clubs más punteros del panorama nacional, con cientos de fichas federativas que ayudan a transmitir los valores de este deporte que trasciende lo deportivo.
En el caso del Liceo, el club se creó en 1968, un año antes de que la sede que hoy se encuentra en el distrito fuese inaugurada. Es por tanto este 2018 una fecha de celebración, pues se conmemora el medio siglo de andadura del equipo, que resultó fundamental para extender la práctica del rugby en Madrid.
Menos años, pero muchas ilusiones de alcanzar a sus colegas franceses, tiene el XV Hortaleza Rugby, pues sus inicios datan de principios del siglo actual. Pero su crecimiento en estas dos décadas ha resultado espectacular; el interés y el esfuerzo por la difusión de la filosofía de este deporte, ha derivado en lo que es en la actualidad, uno de los clubs más destacados de Madrid en cuanto a número de jugadores y jugadoras, pues cada vez más mujeres lo practican.
Uno de los tópicos más habituales que suelen repetirse sobre la práctica del rugby, se resume en la conocida frase de que es un deporte de bestias jugado por caballeros. Es evidente que resulta una frase hecha, pero funciona bien para señalar lo que se pretende, y es la elevada gama de valores que se destilan de su práctica; especialmente el respeto, la confraternización con el rival, el compañerismo, la integridad y la solidaridad, entre otros.
Todo esto pudo verse el pasado 17 de noviembre, cuando el XV Hortaleza Rugby organizó un Torneo Solidario por los Derechos del Niño y la Niña, de cuyo éxito nos alegramos enormemente. De este modo pudieron comprobarse de primera mano los valores que conforman la filosofía del rugby como deporte de equipo, en el que una de sus máximas en la integración dentro de un grupo unido, sin excepciones.
Es por tanto un motivo de orgullo para el distrito este tipo de iniciativas, pues estos valores compartidos en el terreno de juego son extrapolables a nuestra vida cotidiana, y desde luego ayudan a afianzar los lazos y compromisos vecinales tan importantes en un mundo actual preso de la inmediatez, la falta de valores sólidos y la desconfianza.